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martes, 6 de septiembre de 2016

Codicia en vez de amor

Una conexión de amor

28.   La visita a la prima.

A principios del año 2012, una dama a la que nombraré Roxana, que había conocido hacía algunos meses, insistió en que la visite en su casa, porque necesitaba hablar conmigo. Luego de muchas invitaciones, acepté, su departamento está ubicado en el distrito de Miraflores, frente a un hermoso parque, por lo cual era muy grato sentir la brisa del lugar.

Ella realizó una breve presentación sobre su vida profesional, y empezó el siguiente relato.

Me dijo que era prima de segundo grado del abogado (no me nombró al ciclista), que sus abuelos eran hermanos, y que era  amiga de la esposa del abogado. Ambas habían sido compañeras de estudio. Recordó que en uno de sus cumpleaños, ella se la presentó al abogado, y le agradó saber que algunos años después ambos decidieran comprometerse y contraer matrimonio.

Luego me comentó, que en el año 2008, en una reunión familiar en la casa del abogado, departió muy alegremente con su primo (el abogado), la esposa, e hijos, la mayoría casados, así como los nietos.

Durante la sobremesa, el abogado invitó al bar a beber un vino muy fino, de su hacienda de España, y empezó a hablar sobre sus proyectos, y continuó hablando sobre los negocios de su hermano, el ciclista. 

Comenzó a evocar que era un exitoso empresario, que la fábrica que administraba se encontraba en un muy buen momento, y la marca estaba muy bien posicionada, lo cual lo había logrado gracias a la cooperación de su esposa, la real dueña de ese negocio, heredada de su padre, diálogo totalmente distinto al que la hija del abogado le dijo a la anciana Ana, aparentemente ese negocio estaba en quiebra, que funcionaba sólo para justificar el dinero de la pareja.

Esta, había decidido en hacer socio y administrador general de esa empresa a su marido (el ciclista), lo cual había fortalecido en el matrimonio, y que por esa razón estaba seguro que esa pareja nunca se divorciaría, porque lo unían muchos intereses económicos.

La conversación en la casa de Roxana, continúo de un solo lado, ella no más hablaba, prácticamente sin respirar:

Roxana comentó, que, según el abogado, la mujer del ciclista había modificado su comportamiento, desde la amenaza de divorcio, estaba menos empalagosa, dándole un poco de espacio a su marido, parecía que ya se había resignado a que él se hubiera enamorado de otra mujer, pero que felizmente esa relación había concluido, porque gracias a su intervención, ese matrimonio sería para siempre.




La dueña de la casa, Roxana, continuaba hablando, asegurando que el abogado insistía que aquella mujer, había sabido conquistar a su hermano, con poemas y sabe qué otros actos, hasta el punto de querer divorciarse.

Las palabras de la dueña de casa, evocaban las del abogado, quien aseguraba estar apenado por la situación de su hermano (el ciclista), éste le había confesado que se había enamorado de aquella muer, que estaba seguro que la amaba; pero el abogado, por todos los medios, trataba de convencerlo que quizá ella estaba pendiente del ciclista por su dinero, que su infidelidad se podía pasar por alto, pero que felizmente esa mujer ya no estaba obsesionada, pues aparentemente se había cansado de buscarlo y acosarlo.

La anfitriona (Roxana), mencionó que hasta esos momentos, ella no sabía a quién se referían cuando nombraban a aquella mujer, se imaginaba una mujer joven, quizá rubia, y algo despampanante, hasta que culminó la conversación en casa del abogado.

Roxana le solicitó al hijo del abogado, que tenga la gentileza de transportarla hacia su casa, en el trayecto, el hijo y la esposa del hijo, continuaron conversando sobre aquella mujer, le dijeron que era una dama mayor, que escribía poesía, que acostumbraba pedalear por los malecones miraflorinos muy temprano, y que se llamaba Fátima.

Cabe recordar, que esa conversación se dio en el año 2008, y la anfitriona (Roxana), me conoció a finales del año 2010, en su entorno no existía alguna mujer con esas características, lo que la motivó que insistiera en conversar conmigo, cuando se enteró que mi nombre, características de edad y que escribía poesía, coincidían con aquella mujer (de la que el ciclista se había enamorado).

Como yo estaba en su casa, totalmente ajena para mí, ya que era la primera vez que la visitaba, opté por quedarme callada, aunque debo confesar que varias lágrimas brotaron de mis ojos, ante la impotencia de no poder expresar mi verdad ante una persona a la cual no conocía.


La anfitriona insistía en decir, que le era muy difícil creer que el ciclista hubiera sido infiel, él era un hombre tan serio, que nunca se le había conocido nada raro, al contrario, siempre junto a su esposa, y con notorias expresiones de afecto, como para pensar que tuviera una amante. 

Y lo más grave fue saber que el ciclista había confesado que amaba a esa mujer, que deseaba divorciarse para casarse con ella, y que él sabía que era una mujer decente, por ello le había solicitado que lo espere.

Ante esas expresiones, decidí que era el momento de darme valor, y en medio de sus repeticiones, rompí mi silencio y le dije “dice que me amó, si me hubiera amado estaría conmigo”.

No sabía si decirle que quien empezó en los galanteos fue él, me confundía escuchar la seguridad con la que su familia pensaba que yo lo había buscado y acosado, pero lo mejor era tratar de llevar la conversación a otro tema, para encontrar el momento ideal y salir de esa casa.

Miré mi reloj, le dije que era muy tarde y que debía irme, que posiblemente en otra oportunidad podrías retomar aquella extraña conversación.


29.   Los destinos de la Vida



Las circunstancias económicas impidieron que el ciclista se divorcie, puede haber sido la intransigencia de la melosa cónyuge o por el patrimonio del hermano, quien no deseaba perder el 25% de sus bienes.

Pero lo curioso del destino, es que unos meses después de aquella reunión en su casa, donde el abogado aseguraba que en su familia nadie se divorciaría, el abogado perdió todo su patrimonio, aquel 50% de los bienes que tenía a su nombre, pasaron a otras manos, porque el abogado se murió.

Los juicios de apropiación ilícita entre la viuda del abogado y el ciclista, fueron múltiples, aparentemente la viuda no aceptaba haber firmado algún documento de compra/venta de los bienes conyugales, pero ese es otro tema.


Poema Sonriente

30.   Las ironías de la vida, hace que la codicia prevalezca ante el amor.

Desde el año 2012, a la fecha, casi no veo al ciclista, cuando me lo encuentro, y noto que desea acercarse, yo opto por alejarme, y responder su saludo con una mirada, porque no deseo que me toque, aunque mantiene su clásica sonrisa, que en momentos parece ser reflejo de sus nervios y de su engaño.

Pero hay algo que valoro de ese extraño amor, su presencia ausente, me inspiro decenas de poemas.


Y aquí culmina esta extraña historia de amor, con algunos versos del poema “Octubre”, escrito en el año 2007, cuando aun existía alguna ilusión, al predecir.

“dejaremos que la vida decida, si se realiza o agoniza”,

y a pesar que creo que ese sentimiento ya se extinguió, aun no comprendo por qué después de haber transcurrido tantos años, aun continua en la presión en mis pallares de mis orejas, lo que me hace pensar que aun existe la Conexión de Amor”,


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